El infierno de las drogas y un camino para salir

Los Hogares de Cristo han alcanzado el número de 200 en toda Argentina. Se calcula que por estos espacios –hogares, granjas de rehabilitación, hospitalitos, talleres de capacitación, entre otros–, pasaron más o menos 30.000 personas desde que comenzaron a crearse en 2008. En agosto iniciarán una peregrinación con la Virgen de Luján por todos los centros barriales del país para celebrar los 15 años de su existencia y los 10 años del papado de Francisco, anuncia el sacerdote Di Paola, responsable de la pastoral de adicciones: “El lema que elegimos es Ni un pibe menos por la droga porque a cada lugar al que vayamos, además de visitar y consolidar el centro barrial, daremos un mensaje que la comunidad argentina está pidiendo a gritos”.

El modelo de los Hogares de Cristo también se implementó en países limítrofes como Paraguay y Uruguay, y en la actualidad los impulsores del proyecto se encuentran trabajando para acercar la experiencia al resto de Latinoamérica, que se muestra muy interesada: “La propuesta atrae porque es simple, concreta y práctica; es asumir esta forma comunitaria con mirada integral”, afirma el padre Pepe. Los hogares surgieron para responder a una necesidad vital: acompañar de forma integral a quienes desean rehabilitarse y que muchas veces no tienen en quién apoyarse o están en situación de calle. Y que esa ayuda la puedan encontrar dentro del barrio hace que sea más posible el sostener un tratamiento a largo plazo. “Sus puertas siempre están abiertas” afirma el cura villero. “Los hogares son espacios de libre circulación, donde los chicos eligen si se quieren quedar o no. Esto es una apuesta al tiempo y la libertad de cada persona. Los acompañamos hasta donde nos permiten. Ellos saben que nosotros estamos siempre, no importa lo que hayan hecho”. [Continua]